Cosas,mitos y curiosidades.

El mito de la zanahoria.


Durante muchos años se ha tenido la certeza que comer muchas zanahorias era bueno para la vista. En muchas dietas incluían este vegetal con la convicción de que aquel que las consumiese a diario evitaría llevar gafas de mayor.
El mito de que las zanahorias son buenas para la vista se remonta a la Segunda Guerra Mundial, cuando las Fuerzas Aéreas Reales británicas (RAF) intentaban ocultar el hecho de haber desarrollado un sofisticado sistema de radar aéreo para derribar a los bombarderos alemanes. Se jactaban de que la gran agudeza visual de sus pilotos de combate por la noche se debía a la enorme cantidad de zanahorias que comían.



Salvarse por los pelos.


Concretamente del ámbito marinero. Esta locución, que determina que se ha evitado una situación complicada por muy poco o alguien se ha librado de algún daño en el último momento, tiene un origen ciertamente curioso.
En tiempos pasados, para enrolarse en un navío no era preceptivo saber nadar, fuera cual fuese el cargo. Y, entre la tripulación, era habitual recomendar a los novatos que se hundían en el agua dejarse crecer una larga melena para que, en caso de caer por la borda, fueran más visibles en el oleaje y, consecuentemente, tuvieran más posibilidades de ser rescatados.

Tirar la casa por la ventana.

Es habitual que se utilice la expresión ‘ha tirado la casa por la ventana’ para referirse a aquel que hace un gasto extraordinario y en alguna ocasión derrochador o por encima de sus posibilidades.
El origen de esta popular expresión está estrechamente relacionado con el hecho de que a alguien le toque la lotería y lo encontramos en los orígenes de la misma en nuestro país.
Por aquel entonces (a partir del último cuarto del siglo XVIII) aquellos que ansiaban ser los afortunados ganadores de la lotería no tenían sueños como los que hoy en día podemos tener (viajar, comprar un coche, una casa nueva, dejar de trabajar…) sino que aspiraban a cosas como hacer alguna reforma y cambiar los muebles, ropas y enseres de la casa.
De ahí que cuando a alguien le tocaba un buen pellizco en la lotería lo primero que hacía era deshacerse de todo aquello que ya no quería tirándolo por la ventana.





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